El turismo rural, entendido como la actividad turística en entorno rural o natural no masificado, contribuye a este gran objetivo de calidad y diversificación y, por este motivo, este producto turístico tiene reflejo tanto en medidas específicas como en otras de carácter complementario que afectan a la oferta y la demanda del mismo.
Los paisajes contribuyen a la formación de las culturas locales, constituyen un factor de identidad y, por tanto, un recurso patrimonial. El paisaje conecta con aspectos de identidad y el marco vital en el que se desarrollan las personas y se convierte en el derecho de cada ser humano a disfrutar de unas condiciones de vida dignas.
La Estrategia Territorial Europea vincula el paisaje agrícola con las señas de identidad de los pueblos y lo considera como recurso y factor de desarrollo. Esta visión unitaria y territorializada del patrimonio es fundamental en países de antigua e intensa humanización, como España, a la hora de afrontar cuestiones relacionadas con la sostenibilidad.